lunes, 6 de febrero de 2012

La importancia de un buen comienzo


pintura en proceso
febrero 2012
Si un árbol empieza a crecer  torcido, ya se quedó así para siempre. Y lo mismo se aplica al trabajo artístico. Al menos es lo que me ocurre a mí. Cuando comienzo a pintar y pongo mis primeras manchas con cierta habilidad,  yo se que la obra terminará bien. No se si es una cuestión de ánimos o de que una mala calidad inicial condena el futuro del trabajo aunque pongamos todo el esfuerzo en repararlo. Puede ser una mezcla de los dos factores lo que lleva a la obra al suicidio, o al homicidio. Pero ¿què se necesita para empezar bien? En términos prácticos muchísimas cosas, como un lienzo bien imprimado, un buen dibujo o una idea bien concebida, pinceles adecuados, y todos los colores que se requieran. Pero por lejos creo que lo más importante es esa necesidad repentina de llevar al lienzo alguna idea que nos haya cautivado. Esas ganas son las que hacen que todo salga bien, y las que generan el ánimo para continuar pintando el resto del cuadro, porque una cosa es empezar y otra muy distinta, terminarlo. Más de alguna vez vamos a la mitad y perdemos la paciencia o  no queremos terminar porque sabemos que la obra resultará un desastre. Pero cuando una idea nos ha despertado de noche o nos ha distraído de una película o alejado de una comida, vamos por buen camino. Por eso a mis alumnos, cuando me piden que les diga qué pintar,  les animo a que elijan por sí mismos lo que quieren pintar. Les guío e indico qué puede resultar mejor para empezar ,pero creo que es erróneo imponer temáticas, porque cuando se empieza a pintar sin ganas se termina mal y a la obra le falta lo que más debe tener: vida.

2 comentarios:

Graciano dijo...

Hola, Claudia
Para mí, la elección del tema es fundamental.
Considero condición indispensable inicial el "enamorarse" del modelo.
Ya se trate de un retrato, de un paisaje, de un bodegón, de una simple gota de agua o un rayo de luz, si no soy capaz de sentirlo con todas mis fuerzas, no podré pintarlo con todas mis ganas.
Y hablando de ganas de pintar, te confieso que en algunas ocasiones, después de un largo rato ante el caballet estudiando cómo trabajar la siguiente sesión, me he dicho: "no. Hoy no, mañana" y no he cogido los pinceles.
Por experiencia, sé que es mejor no pintar que hacerlo sin ganas.
Por supuesto, hablo de "pintar", no de "fabricar cuadros".

Saludos,
Graciano

Claudia Pérez Nelson dijo...

Muy de acuerdo. Lo que hago ahora es trabajar en màs pinturas paralelamente, asi cuando me ocurre eso de saber que no debo seguir, puedo pasar a otra. Ahora, si el problema se extiende a toda pintura... mejor esperar el dia siguiente. A veces pasa.