jueves, 5 de enero de 2012

Mi viernes ficticio

Siempre he sido una desenchufada del mundo, pero ahora, sin colegio que me presione a saber si es martes o mièrcoles, el asunto de los dìas parece importar cada vez menos. Ya no corro el riesgo de ir a clases en dìas feriados, o de llevar un bolso de playa con flotadores, en lugar de cuadernos, el dìa lunes.
Para mi vida actual ya no tiene ninguna clase de consecuencia el dìa en que vivimos, excepto porque siendo adulta asocio cada dìa a una emociòn. Hoy me sentì feliz de que fuera Viernes; de saber que al final del dìa podrìa descansar junto a mi esposo; de que llegaba el fin de semana y con èste una pila de pequeñas alegrìas . Le escribì a mi esposo y le contè de mi regocijo (que era realmente enorme considerando mi cansancio semanal), a lo que èl responde:" lamento arruinarle su viernes ficticio, porque hoy es jueves".
Tengo dos opciones: seguir pensando que es viernes, olvidarlo en el sueño, despertar un viernes y por primera vez en mi vida vivir dos viernes seguidos, o convencerme de que es jueves. Como no necesito que sea jueves, he decidido vivir hoy un viernes ficticio: con ànimo de viernes, cansancio de viernes pero tambièn con mi alegrìa de viernes. Y mañana... otro viernes con ànimo de viernes, cansancio de viernes y alegrìa de viernes. Y tengo asì una semana perfecta: 48 horas de viernes, un preludio perfecto para el dìa Sàbado.

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