viernes, 5 de diciembre de 2008

La Belleza

(por Claudia Pérez Nelson)

De no existir el dolor, la miseria, el desamor... sentimientos oscuros e "indeseables" nadie concluiría de su experiencia: “¡Qué bella es la vida!” Khalil Gibran lo dijo mucho mejor que yo: “Mientras más profundo el pesar ahonde en vuestro corazón, más espacio habrá para vuestra alegría”. En mi opinión, el sentimiento de felicidad más completo pertenece a aquel que ha conocido el extremo contrario a ésta. La felicidad constante puede ser un fin al que aspiramos, y de seguro experimentarlo sería sumamente aburrido. Si la felicidad fuera una suerte de “costumbre” (como experiencia habitual), no sabríamos que somos felices, y hasta buscaríamos la infelicidad (equivalente en tal caso a nuestra anhelada dicha). Así, todo en la vida, nos parece más cercano a la perfección si de vez en cuando roza la imperfección. Y creo que el arte no es ajeno a esta consideración.

Si bien el concepto de qué es perfecto o imperfecto, es -de un ser humano a otro- una cuestión completamente distinta (por ser éstas consideraciones subjetivas), creo que para cada persona es necesaria una pequeña y sabrosa mordida de imperfección (algo así como el chocolate amargo o el ají de la comida mexicana). Para mí, una buena obra de arte es aquella que tiene una notable cuota de imperfección. Un óleo sobre terciopelo con un caballo encabritado a la luz de la luna llena y reflejándose en un lago sereno, me pide a gritos una rama seca enredada en una de las patas, una luna menguante llena de cráteres, una roca desproporcionada entorpeciendo la calma o en su defecto, un perro vagabundo rascándose las pulgas en un rincón.

Hay cosas que por convención son bellas, y para el artista casi es una necesidad básica rodearlas de algo “feo” para embellecerlas aún más. O llevar esa belleza a una postura o situación inusual. Quizás muy cotidiana, pero poco ortodoxa en cuanto a “postura artística”, ideal de belleza, o por último, temáticas o formas clásicas de arte ( lo inusual acostumbra considerarse “feo” en primera instancia).

El pintor británico Lucian Freud, prodigioso retratista, busca modelos “no ideales”. Enjutos perritos callejeros, mujeres robustas, ancianos: hombres y mujeres corrientes. La belleza de su pintura está en elementos que tal vez no son visibles, pero por los cuales el espectador se siente cautivado. Lo cotidiano y simple, (conceptos excluídos de la idealización propia del modelo) tiene el poder de conmovernos puesto que es una realidad cercana, que muy probablemente más de alguna vez experimentamos; la obra de arte se vuelve parte de nuestra realidad, se puede llegar a sentir propia y por ende, emociona. Creo que un buen pintor logra eso. Sin tener en cuenta si un artista representa realidades fielmente, o sólo se basa en ellas y las interpreta a través del color creando una realidad distinta, la belleza está en su visión: es lo que hace que el modelo sea atractivo (aun cuando convencionalmente no lo sea). Los girasoles de Van Gogh no serían lo mismo si todas las flores se mantuvieran al centro en elipses perfectas de tallos tiernos; los retratos de Lucian Freud no tendrian aquella intensidad sin la simpleza y naturalidad de sus “imperfectos” modelos; “La persistencia de la memoria” no sería un Dalí sin los relojes derretidos… inusuales relojes y el derretimiento, la cuota de imperfección.. Como dice Wilde (a quien cito casi con la frecuencia que respiro): “No hay objeto, por feo que sea, que en determinadas condiciones de luz o de sombra, o en la proximidad de otros objetos, no parezca bello; y no hay objeto, por bello que sea, que en ciertas condiciones no parezca feo”. El artista tiene la misión de captar ese momento de belleza en la fealdad, o el momento de fealdad en la belleza; de encontrar la condición inusual de una cosa: el gesto o posición extraordinario a su establecida manera de obrar o de ser.

Por último, habiéndosele concedido al ser humano la capacidad de pensar, y -el regalo más preciado a mi juicio- la creatividad, es imperdonable quedarnos con la idea de belleza impuesta y no ser capaces de admirar libremente, sin vergüenza o culpa, y
completamente sordos a las burlas o reparos, la belleza de la fealdad, o la fealdad de la belleza.
Imágenes: (1) Pintura de Vincent Van Gogh
(2) Pintura de Lucian Freud

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi primer comentario: buenísimo de como se empieza a gestar tu blog...

Anónimo dijo...

Hola Claudia, una pregunta ¿Qué libro de Wilde aconsejas? No he leído casi nada de él y parece interesante.
El tema de la belleza da mucho que hablar. Lo que veo claro es que ciertos artistas buscan la belleza mientras otros (muchos de los contemporáneo) han pasado de página ese tema, como si ya no fuera importante para el arte.
Yo creo en la belleza con mil caras, como biodiversidad natural y humana. Pero también, aunque es un tema con dificultades y contradicciones, la belleza es para mi un reflejo de la bondad.
Chao! ya me pones aquí el libro y me lo busco.

Claudia Pérez Nelson dijo...

Tengo un libro de la obra completa de Oscar Wilde. Él habla mucho de arte, pero sus ideas están repartidas en ensayos, obras de teatro y sus novelas. Te recomiendo leer "El retrato de Dorian Gray" su, célebre novela, pues en ese libro hay muchísimas de sus ideas acerca del arte, además del hecho de que es una novela excelente. Y busca la conferencia a los estudiantes de arte, y en ensayos "El arte y el artesano", "El crítico como artista" y un bellísimo texto en prosa titulado "El artista"
Si no los encuentras me avisas: de todos modos, pretendo subir algunos de esos ensayos al blog: son muy interesantes (además tienen el toque sarcástico de Wilde, son entretenidos)

Anónimo dijo...

Hola Claudia, creo que Oscar Wilde defiende la idea del "Arte por el Arte", en contra de John Ruskin y Walter Pater, que defendían la importancia central del arte en la vida. Es más, en Dorian Grey escribió «Todo arte es más bien inútil».
Defiende la anarquía y el individualismo filosófico. En verdad que era un liberal y sus ideas son así.
Yo creo que el arte es tan inútil o tan útil como la vida misma, resularará de cómo el artista conciba ambas cosas.

Claudia Pérez Nelson dijo...

Me informaré acerca de Ruskin y Pater, para comentar con seguridad. Por el momento, respecto a Oscar (que es el autor que conozco) podría decirte que si bien el tiene idea del arte como algo inútil, se refiere al sentido de utilidad v/s belleza. Inútil en cuanto "solución de una necesidad" . Sin embargo, tal como dices, puede ser tan útil o inútil como la vida misma. Yo pienso que al arte fue la salvación de Oscar Wilde, su refugio. Tuvo una vida dificil, y quizás su única satisfacción fue el éxito de su obra. Y en ese sentido le fue del todo, tan útil como bello. Es un tema muy amplio y complejo. Yo creo que la utilidad del arte, tomado como algo de importancia central para la vida, no necesariamente ha de estar en contraposición a la opinión de Wilde acerca del concepto de arte. Podrían ser incluso concepciones complementarias. Posiblemente sea tema de un artículo futuro.